La anosmia se define como la pérdida total del olfato, la hiposmia como la pérdida parcial del olfato y la parosmia como la alteración en la percepción de los distintos olores, percibiendo ante un estímulo un olor diferente al que tenía previamente. Estas patologías pueden tener diversas causas, como infecciones virales, traumatismos craneales, enfermedades neurodegenerativas o exposición a sustancias tóxicas.

Esta alteración no solo afecta a la capacidad de percibir olores esenciales como el humo o la comida en mal estado, sino que también influye en el disfrute de los sabores y la seguridad en el entorno. Para esta patología existe un tratamiento especializado de rehabilitación olfativa que busca estimular y recuperar, en la medida de lo posible, las funciones olfativas afectadas. Este proceso de rehabilitación mejora la calidad de vida de los pacientes, ayudándolos a restaurar parcialmente su capacidad sensorial y a recuperar la confianza en su día a día.